domingo, 26 de enero de 2014

EL AMOR NO ES UN VERSO LIBRE (SUSANA FORTES)

  Ambientada en pleno Madrid de preguerra en los ambientes universitarios de la Residencia de estudiantes, Catherine Moore, joven estudiante estadounidense becada en España para realizar estudios de Literatura Española conoce al profesor Díaz-Ugarte; ambos se enamoran y comienzan una relación clandestina (él es un hombre casado). Mientras los amantes inician su historia, un estudiante andaluz alojado en la Residencia es asesinado brutalmente. 
  La historia que Susana Fortes plantea en su novela es particularmente interesante para todos los amantes de la poesía de Pedro Salinas. El poeta del 27  interviene como personaje secundario en la trama. A pesar de su escasa visibilidad en la narración, su espíritu y sus poemas laten en toda la novela; su biografía real, está recreada, en buena parte por  los personajes de Díaz- Ugarte y de Kate Moore.
  Susana Fortes nos pinta otra peripecia centrada en protagonista femenina. Recordemos, por ejemplo,  su última novela La huella del hereje
 Podéis encontrar ambas en nuestra Biblioteca.Además de Quattrocento.



En esta entrevista de El periodista digital podéis escuchar a la autora hablando sobre su último libro.


Podéis leer, a continuación el poema de Salinas que incluye la cita inicial de la novela:
LA VOZ A TI DEBIDA
Versos 388 a 424

Yo no necesito tiempo 
para saber cómo eres: 
conocerse es el relámpago. 
¿Quién te va a ti a conocer 
en lo que callas, o en esas 
palabras con que lo callas? 
El que te busque en la vida 
que estás viviendo, no sabe 
mas que alusiones de ti, 
pretextos donde te escondes. 
Ir siguiéndote hacia atrás 
en lo que tú has hecho, antes, 
sumar acción con sonrisa, 
años con nombres, será 
ir perdiéndote. Yo no. 
Te conocí en la tormenta. 

Te conocí, repentina, 
en ese desgarramiento 
brutal de tiniebla y luz, 
donde se revela el fondo 
que escapa al día y la noche. 
Te vi, me has visto, y ahora, 
desnuda ya del equívoco, 
de la historia, del pasado, 
tú, amazona en la centella, 
palpitante de recién 
llegada sin esperarte, 
eres tan antigua mía, 
te conozco tan de tiempo, 
que en tu amor cierro los ojos, 
y camino sin errar, 
a ciegas, sin pedir nada 
a esa luz lenta y segura 
con que se conocen letras 
y formas y se echan cuentas 
y se cree que se ve 
quién eres tú, mi invisible.

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