La protagonista _ una niña de 9 o 10 años_ cuenta en primera persona su vida en un pueblo de Tenerife. Vive al amparo desdibujado de una abuela mientras sus padres trabajan todo el día fuera. La niña narra la crónica de un verano de los años 90 y de la amistad-amor con su amiga Isora.
Lo más novedoso de la novela es el lenguaje: descarnado, repleto de giros propios del español de Canarias, ... Las técnicas empleadas son un crisol de tendencias literarias: naturalismo, tremendismo, esperpento, experimentalismo, etc. La delectación en el sexo y en la escatología pierden su atractivo narrativo predeterminado y terminan siendo empachosas.
Interesante y fatigosa al mismo tiempo, la novela me ha resultado lenta, cenagosa y de dinamismo escaso. Sobran algunos ingredientes. Faltan otros. No obstante, hay que reconocerle a Andrea Abreu, talento y cantera.
Algunas citas:
Siempre que estaba enfadada con Isora me gustaba imaginarme desgraciada. Pensaba en partirme una pierna o en quebrarme un brazo con la cocinilla solo para saber lo importante que yo era en su vida.
No seas basta, shit, un fisquito nomás. No seas basta, no seas basta me respondió. Y pues yo me voy pal carajo, le respondí. No seas basta, siguió diciéndome. Y ahí yo le grité, la basta serás tú.
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